El proyecto ITER, que se centró en la fusión nuclear mediante confinamiento magnético, fue un gran éxito. Después de dos décadas de diseño, fabricación y montaje en varios continentes, se completó la ceremonia de finalización de las bobinas superconductoras, marcando la finalización del corazón del reactor, su sistema magnético más complejo.
Estas bobinas toroidales gigantes, procedentes de Japón y Europa, están listas para ser enviadas a Cadarache, Francia.
El proyecto ITER es una iniciativa internacional de investigación sobre fusión en la que participan más de 30 países, entre ellos la Unión Europea, China, India, Japón, Corea, Rusia y Estados Unidos. Su objetivo es desarrollar un reactor experimental que utilice enfriamiento magnético para replicar la reacción que ocurre en el sol y las estrellas con el fin de generar una fuente de energía limpia, segura e inagotable.
Las 19 bobinas toroidales en forma de D, que miden 17 metros de alto, 9 metros de espesor y pesan 360 toneladas cada una, trabajarán juntas como un sistema integrado, siendo el más potente jamás creado. Se generará un total de 41 gigajulios de energía magnética, lo que hará que el campo magnético del ITER sea 250.000 veces más fuerte que el de la Tierra. Estas bobinas se colocarán junto al ‘contenedor’ del ITER, conocido como ‘tokamak’, donde se producirá la fusión de núcleos atómicos ligeros para formar núcleos más pesados, liberando enormes cantidades de energía.
Los combustibles utilizados en esta reacción de fusión son el deuterio y el tritio, formas de hidrógeno que se inyectarán en estado gaseoso en el tokamak. Al aplicar una corriente eléctrica al gas, se convierte en un plasma ionizado que se calienta a 150 millones de grados centígrados, diez veces más caliente que el núcleo del Sol. A esta temperatura, los núcleos atómicos ligeros chocan y se fusionan. Para dar forma, contener y controlar este plasma extremadamente caliente, el tokamak ITER generará un campo magnético helicoidal adaptado con precisión a la forma del contenedor metálico.
En cuanto a las bobinas superconductoras, ITER utiliza materiales como la niobiotina y el niobiotitanio, que se transforman en electroimanes cuando se les aplica carga eléctrica y se enfrían con helio líquido a -269 grados centígrados, alcanzando así un estado de superconductividad.
El diseño utiliza tres conjuntos diferentes de bobinas para crear campos magnéticos precisos. Las imágenes de campo toroidal en forma de D confinan el plasma dentro del vaso, mientras que las imágenes de campo poloidal compuestas por seis anillos supermasivos controlan la posición y la forma del plasma girando el tokamak horizontalmente.
En el centro del tokamak, un solenoide cilíndrico utiliza un pulso de energía para generar una intensa corriente en el plasma. Con 15 millones de amperios, la corriente de plasma del ITER será mucho más potente que la de cualquier tokamak anterior o actual.
Completar y entregar las 19 bobinas toroidales del ITER representa una tarea monumental, afirmó Pietro Barabaschi, director general del proyecto. Reconocemos y apreciamos a los gobiernos nacionales, las agencias nacionales del ITER, las empresas participantes y a todas las personas que han dedicado innumerables horas a este extraordinario esfuerzo.