La lista de científicos más citados del mundo excluye a más de 1.000 por fraude | Ciencia

La lista de científicos más citados del mundo excluye a más de 1.000 por fraude | Ciencia

La empresa que elabora la prestigiosa Lista de Científicos Muy Citados ha excluido a más de 1.000 por presunto fraude, al endurecer sus criterios de admisión tras el escándalo de la trama saudí destapado por EL PAÍS en abril. Este listado, realizado por la multinacional londinense Clarivate, incluye a casi 7.000 investigadores cuyos estudios son los más mencionados por otros colegas, un supuesto indicador de excelencia. Las influyentes clasificaciones internacionales de universidades, como el ranking de Shanghái, tienen en cuenta el número de profesores muy citados para aupar o descender a una institución. Estos científicos deberían ser los mejores del mundo, pero en los últimos años la lista era un coladero en el que entraban investigadores mediocres haciendo todo tipo de trampas.

La dictadura de Arabia Saudí, empeñada en limpiar su imagen, se ha fijado como objetivo que al menos cinco de sus universidades estén entre las 200 primeras en los rankings internacionales en 2030. Algunas instituciones saudíes han tomado un atajo turbio: pagar hasta 70.000 euros anuales a científicos extranjeros muy citados para que mientan en la base de datos de Clarivate y declaren que su lugar de trabajo principal es una universidad árabe. El año pasado, 11 científicos españoles muy citados afirmaron falsamente que su afiliación primaria estaba en Arabia Saudí. Tras la polémica, este año no hay ninguno. El mayor organismo científico de España, el CSIC, acaba de abrir expedientes disciplinarios a sus cinco investigadores presuntamente implicados.

Las universidades saudíes se desplomarán en los próximos rankings internacionales, según un nuevo análisis de la consultora barcelonesa SIRIS Academic, que asesora a entidades académicas de medio mundo. Las instituciones árabes presumían de tener 109 investigadores muy citados el año pasado, pero ahora solo tienen 76, una disminución del 30%. La Universidad Rey Abdulaziz, con sede en Yeda, es la más perjudicada. Afirmaba contar con 31 científicos muy citados y este año solo tiene 12. Esta institución caerá más de medio centenar de posiciones en el ranking de Shanghái, desde su actual puesto 166, según el cálculo del especialista suizo Yoran Beldengrün, principal autor del informe de SIRIS Academic. Esta consultora ya reveló en abril que Arabia Saudí tenía, sospechosamente, una proporción de científicos muy citados que multiplicaba por cinco a la de Alemania.

“En las universidades saudíes hay una bajada brutal del número de científicos muy citados. No es una caída natural, sino provocada por la repercusión de la investigación de EL PAÍS y los propios informes de SIRIS Academic”, señala Beldengrün. El experto suizo recalca que Arabia Saudí ha puesto en marcha la Visión 2030, un plan para transformar su economía a golpe de talonario. Uno de los objetivos declarados del príncipe heredero Mohammed Bin Salmán —culpable según Estados Unidos del brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi— es tener al menos cinco universidades saudíes entre las 200 primeras. Beldengrün subraya que esa meta se aleja. “La Universidad Rey Abdulaziz saldrá del Top 200. La de Taif caerá del Top 300. Y la Universidad de la Princesa Nourah Bint Abdulrahman desaparecerá del Top 400, según nuestros cálculos. Este impacto tan potente en los rankings universitarios va a hacer mucho daño al proyecto Visión 2030 de Arabia Saudí”, opina el consultor.

En las universidades saudíes hay una bajada brutal del número de científicos muy citados

Yoran Beldengrün, consultor de SIRIS Academic

Este periódico ha solicitado a Clarivate un listado de los investigadores españoles excluidos por presuntas malas prácticas, pero una portavoz de la empresa afirma que no pueden compartir esos registros. La misma fuente subraya que “los científicos con conductas incorrectas” demostradas en investigaciones formales “no pueden ser seleccionados como Muy Citados”. En la lista de 2023 ya no aparece el químico Rafael Luque, expulsado de la Universidad de Córdoba con una sanción de 13 años sin empleo y sueldo tras declarar falsamente entre 2019 y 2022 que su lugar de trabajo principal era la Universidad Rey Saúd, en Riad. Tampoco figura este año el químico Damià Barceló, investigado por la Oficina Antifraude de Cataluña tras asegurar, entre 2016 y 2022, que su afiliación primaria era la Universidad Rey Saúd, pese a que en realidad era el director del Instituto Catalán de Investigación del Agua, en Girona.

Sin la aclaración de Clarivate, es imposible saber si Luque y Barceló han sido expulsados de la Lista de Científicos Muy Citados o, simplemente, ya no son tan citados como en los años anteriores. Otro español que ha desaparecido del listado es Rubén Domínguez, que el año pasado figuraba como investigador de la Universidad Rey Abdulaziz, pese a que trabajaba en el Centro Tecnológico de la Carne de la Xunta de Galicia, en San Cibrao das Viñas (Ourense). Un cuarto científico nacional que ya no aparece es el ecólogo marino Ángel Borja, que recibió autorización del centro tecnológico vasco AZTI para declarar entre 2020 y 2022 que trabajaba en primer lugar en la Universidad Rey Abdulaziz.

David Pendlebury, analista de Clarivate, explicó el 15 de noviembre que su empresa ha establecido criterios más “estrictos” ante “los desafíos de un registro académico cada vez más contaminado”. Los autores de la Lista de Científicos Muy Citados de 2023 han descartado a los investigadores hiperprolíficos, que firman varios estudios por semana, como hace el propio Rafael Luque. También han excluido a los expertos que se citan mucho a sí mismos o participan en redes en las que unos se citan a otros sin fundamento, solo para trepar en los rankings. Con estos filtros, el número de candidatos preliminares rechazados ha pasado de 500 en 2022 a más de 1.000 este año, según Pendlebury.

El registro académico está cada vez más contaminado

David Pendlebury, analista de Clarivate

En la nueva lista sí aparece el tecnólogo de los alimentos Francisco Tomás Barberán, que en 2020 declaró falsamente que trabajaba cerca de La Meca, en la Universidad de Taif, en vez de en Murcia, en el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura, perteneciente al CSIC. Este organismo público, con más de 120 centros de investigación en España, ha llegado a un acuerdo con Clarivate para recibir cada año la Lista de Científicos Muy Citados antes de su publicación “para comprobar que la primera afiliación de los investigadores es la del CSIC”, según detalla un portavoz. Tomás Barberán, un experto en microbios intestinales que preside el área de Ciencias agrarias y agroalimentarias de la Agencia Estatal de Investigación, ha declarado este año con precisión su lugar de trabajo real.

Otro nombre que desaparece de la lista de 2023 es el de Gunasekaran Manogaran, un investigador indio que presuntamente montó una megafábrica de estudios científicos fraudulentos, que se producían en serie y cuya autoría se vendía a científicos asiáticos ávidos por publicar rápidamente para ascender. El caso de Manogaran salpicó al ingeniero informático Rubén González Crespo, vicerrector de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), y a tres de sus colaboradores. Juntos suman 16 estudios retractados, pero aseguran que fueron víctimas del investigador indio.

La desinfección en la Lista de Científicos Muy Citados probablemente provocará que Arabia Saudí se quede con una única universidad entre las 200 primeras, la Rey Saúd. Esta institución, que actualmente ocupa el puesto 115 en el ranking de Shanghái, apenas caería una quincena de posiciones, pese a que ha perdido de golpe a cinco investigadores españoles muy citados que el año pasado mintieron en la base de datos de Clarivate: Luis Martínez, catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Jaén; Andrés Castellanos, físico del CSIC; Josep Maria Haro, psiquiatra del Parque Sanitario Sant Joan de Déu; y los químicos Rafael Luque y Damià Barceló. El consultor Yoran Beldengrün celebra “la victoria de la integridad científica” e invita a Arabia Saudí a desarrollar su propio talento y atraer el de los demás países, en vez de simplemente pagar para conseguir “un impacto virtual en una lista virtual”.

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