Los países de la UE compran a Rusia un 40% más de gas natural que antes de la invasión de Ucrania | Economía

Los países de la UE compran a Rusia un 40% más de gas natural que antes de la invasión de Ucrania | Economía

Las importaciones europeas de gas natural licuado (GNL) de Rusia han aumentado un 40% entre enero y julio de 2023 frente a los niveles anteriores a la invasión de Ucrania, según un análisis de la organización sin ánimo de lucro (ONG) Global Witness basado en datos de la consultora Kpler, que sitúa a España y Bélgica como los mayores compradores del mundo de esta fuente de energía.

Entre enero y julio de 2023, los Estados miembros de la UE han gastado más de 5.290 millones de euros en adquirir ese hidrocarburo ruso en estado líquido y transportado por barco, según los precios ofrecidos por el Centro de Investigación de Energía y Aire Limpio. En los primeros siete meses de 2023, los Veintisiete contrataron un total de 22 millones de metros cúbicos a Rusia, frente a los 15 millones del mismo período de 2021, lo que supone un aumento del 40 %, muy por encima del ascenso medio global del 6 % de las importaciones de LNG ruso.

Durante la pasada primavera, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, envió una carta a las energéticas españolas y a los principales comercializadores privados de este combustible para reclamarles a que dejen de comprar GNL procedente de Rusia. Ribera pedía en la misiva a las empresas la “máxima colaboración y apoyo” para que “las medidas sancionadoras destinadas a debilitar económica y financieramente a Rusia para detener su agresión (…) tengan el efecto deseado”. Pero la advertencia no parecen haber caído en saco roto.

Durante los siete primeros meses del año, España representó el 18% de las ventas totales de gas natural licuado de Rusia y Bélgica el 17%, superadas solo por China (20%), mientras que en 2021 España ocupaba el quinto lugar y Bélgica el séptimo, según el análisis de Global Witness, que apunta la firma neerlandesa Shell y a la francesa TotalEnergies como las principales compañías importadoras. Según los datos de la Corporación pública de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), las importaciones de gas natural liquado procedente de Rusia ha aumentado un 71% durante el primer semestre del año. Durante los seis primeros meses del año pasado, cuando estalló la guerra en Ucrania, las empresas importaron 24.016 gigavatios hora (GWh) de GNL procedente de Rusia, frente a las 41.145 (GWh) compradas en el mismo origen entre enero y junio de 2023, según los datos del operador de almacenamiento energético (Cores).

La española Naturgy mantiene un contrato de 20 años para comprar el GNL de Yamal, en el Ártico, que vence en 2038. A diferencia del gas que llegaba a Europa por tubo, que comercializaba íntegramente Gazprom, donde el Kremlin tiene mando en plaza, el GNL que llega a Europa lo vende mayoritariamente Yamal LNG, un consorcio liderado por la empresa privada rusa Novatek y en cuyo accionariado hay capital europeo y chino.

Desde el inicio de la guerra, España ha sido —junto con Francia y Bélgica— la principal puerta de llegada de gas ruso por barco a los puertos europeos. En 2022, las importaciones españolas de este combustible procedente de Rusia casi se han duplicado, hasta superar los 56.000 gigavatios hora (GWh). En parte, para suplir el cierre de uno de los dos gasoductos procedentes de Argelia; en parte, por la amplísima capacidad española de recepción y regasificación para enviar luego el combustible al resto de Europa. En lo que va de año, España también es el principal comprador europeo de gas licuado ruso.

Los flujos de gas ruso por tubo hacia la UE han caído a mínimos históricos desde el inicio de la invasión. Para compensar el déficit, los envíos de GNL procedentes de todo el mundo se han disparado. Incluidos los procedentes de Rusia, sobre los que no pesa ninguna sanción: de haberlo vetado, los Veintisiete temían por su suministro. Los países bálticos y —ya fuera de Europa—, el Reino Unido sí ha suspendido totalmente las compras de GNL ruso.

La comisaria europea de Energía, Kadri Simson, pidió el pasado marzo a los países de la UE que no compraran GNL a Rusia, pero no existe un marco jurídico para imponerla. La vicepresidenta española y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, declaró el pasado julio que no le gustan “nada” las compras de gas ruso y pidió una solución europea para impedir esas importaciones, pues legalmente las empresas europeas son libres de adquirir ese hidrocarburo en Rusia. Desde la invasión de Ucrania, la UE ha vetado las compras de carbón y de casi todo el petróleo ruso (con ciertas excepciones para Eslovaquia y Hungría), pero nunca sancionó el gas de Moscú, que antes de la guerra era el primer proveedor del club comunitario.

De hecho, fue Rusia la que fue cerrando el grifo de los bomberos por gasoducto hacia la UE en lo que Bruselas ha calificado como “chantaje energético”, acusando al Kremlin de convertir la energía en un “arma de guerra”. “El hecho de que las capitales nacionales estén comprando más GNL de Rusia que antes de la guerra muestra que simplemente no estamos avanzando lo suficientemente rápido para reemplazar el gas con energías renovables”, declaró en un comunicado el experto en combustibles fósiles de Global Witness Jonathan Noronha-Gant.

Reclamó además que los países de la UE elaboren “un plan de emergencia para su eliminación total, comenzando con una prohibición del comercio del gas ruso que está llenando los bolsillos de (Vladimir) Putin”. “Comprar gas ruso tiene el mismo impacto que comprar petróleo ruso.

Ambos financian la guerra en Ucrania y cada euro significa más derramamiento de sangre. Mientras que los países europeos critican la guerra, están poniendo dinero en los bolsillos de Putin”, lamentó Noronha-Gant. Tras la agresión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022, la UE se marcó el objetivo de desprenderse de todas las importaciones de gas ruso en 2027.

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