Open de Australia Femenino – final –
Pese a que ofrezca una mayor variedad de registros en el juego, el tenis femenino tampoco es ajeno a las irremediables exigencias de la modernidad. Todavía se premian la estrategia, el toque y el control, pero la pegada es un elemento indispensable y en ese territorio, hoy por hoy, un brazo único: el de Aryna Sabalenka. La bielorrusa, de 25 años, sonríe y celebra con el trofeo otra vez entre las manos. Es el segundo en Melbourne, donde cae de nuevo un rayo. Poco puede hacer la primeriza Qinwen Zheng, arrollada por la última embestida (6-3 y 6-2, en 76 minutos) de una campeona que siempre tira por el carril de en medio. Pura dinamita. No se anda con medianías la de Minsk, mirada felina, derecha de acero y dos grandes ya en el bolsillo. Al reclamo de un liderazgo firme responde ella con una regularidad incomparable. Así lo transmite la hoja de servicios.
La revisión del último curso y el inicio de este refleja que nunca ha bajado de la cota de las semifinales en los grandes escenarios. Cinco majors resumidos en dos títulos, dos penúltimas rondas y la final cedida en septiembre contra Coco Gauff. Un dominio incontestable en Melbourne y sobre pista dura. Un solo set entregó en la edición pasada, ninguno en esta; 14 trofeos acumula hasta ahora, de los cuales 12 corresponden a superficie rápida. Sigue agrandándose y se consolida como la jugadora más intimidatoria en los grandes templos, por delante incluso de la número uno, Iga Swiatek. La polaca desapareció del cuadro en la tercera ronda y aunque dispone de una renta relativamente generosa en el ranking, 865 puntos, desconfía. Y hace bien. El tenis de rompe y rasga de Sabalenka vuelve a triunfar.
“El año pasado sentí más emoción, y esta vez es más alivio por la presión que he sentido durante estas dos semanas”, dice tras recibir el premio de manos de Evone Goolagong, la aborigen que este año festeja el 50º aniversario del primero de los cuatro éxitos que firmó en Australia. Dos seguidos ha enlazado la bielorrusa, en la línea de lo conseguido por su compatriota Victoria Azarenka entre 2012 y 2013. Un trazado prácticamente perfecto en el que apenas ha encontrado oposición, salvo la aspereza propuesta por Gauff en las semifinales. No titubeó en la resolución del torneo, en la que su adversaria, de 21 años y debutante en una cita de esta magnitud, no logra intimidarle en ningún momento. Es un duelo de una sola dirección, más bien insustancial. Los pelotazos de la china solo le hacen cosquillas.
“Hoy no fue mi día”, se pronuncia Zheng, dirigida por el catalán Pere Riba. “Pero he disfrutado mucho estos días”, agrega la tenista asiática, que mañana ascenderá al séptimo puesto del listado y deja un buen poso en las antípodas. Su actitud, su juventud y la proyección demostrada invitan a pensar en una evolución importante. “Has hecho un torneo fantástico, estoy segura de que jugarás más finales de Grand Slam”, le dedica la campeona, que en las jornadas previas abatió cronológicamente a Ella Seidel (159ª), Brenda Fruhvirtova (96ª), Lesia Tsurenko (31ª), Amanda Anisimova (214ª), Barbora Krejcikova (11ª) y Coco Gauff (3ª). Por su parte, Zheng no se topó con ninguna rival integrada en el top-50 en su camino hacia el epílogo.
Sabalenka se reafirma como una de las tenistas más regulares y fiables del circuito femenino. Ocupa actualmente el segundo peldaño mundial, pero sigue acumulando méritos para ascender de nuevo a lo más alto tras el efímero liderato que ostentó el curso pasado, entre septiembre y noviembre, poco menos de dos meses. Su trayectoria describe una linealidad incomparable en estos momentos y tras esta última exhibición, se afianza. No hay derecha más contundente en el circuito, pero ha ganado un poso del que adolecía anteriormente en las grandes citas. Progresa con determinación y la evolución es manifiesta en su juego. Ha eliminado las taras —precisión, consistencia y dobles faltas, sobre todo— y también ha mejorado su autocontrol; mantiene la agresividad, el temperamento, pero responde mejor ante las circunstancias adversas o los momentos delicados.
Impoluta de principio a fin, Sabalenka ingresa en el selecto grupo de campeonas que se coronaron sin conceder una sola manga en Melbourne en este nuevo siglo; 14 a su favor y ninguno en manos contrarias. Se une así a los nombres de Lindsay Davenport (2000), Maria Sharapova (2008), Serena Williams (2017) y Ashleigh Barty (2022).
“YA NO ME VUELVO LOCA COMO ANTES”
A. C. | Melbourne
En Break Point, el documental producido por Netflix, la campeona cuenta que se había fijado como objetivo levantar dos grandes antes de los 25 años. Ya los tiene Sabalenka. “No quería ser esa clase de jugadora que gana uno y desaparece. Quería demostrar que era capaz de ganar otro, y ahora espero que sean más”, decía ante los periodistas, tras brindar con la tradicional copa de champán.
La bielorrusa ha demostrado en los últimos tiempos un considerable salto mental. “Ya no me vuelvo loca como antes”, contesta cuando se le pregunta sobre su mejora con el servicio, a la vez que se impone ofrecer el mismo rendimiento en las otras dos superficies, su tarea pendiente.
“El año pasado demostré que puedo hacerlo”, indicó con su habitual sentido del humor. “Y si trabajo como lo estoy haciendo hasta ahora, creo que definitivamente seré capaz de hacer lo mismo en tierra y en hierba. Más allá de sus éxitos sobre cemento, únicamente triunfó en Madrid, dos veces.
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