Pedro, el eterno soldado de Sarri en la Lazio | Fútbol | Deportes

Pedro, el eterno soldado de Sarri en la Lazio | Fútbol | Deportes

A sus 36 años, la silueta de Pedro Rodríguez Ledesma se distingue con facilidad sobre la hierba del estadio Metropolitano. Su menuda figura (1,76 m) y su sempiterna cabellera engolada hacia atrás le distinguen sobre el resto de la expedición del Lazio que examina el terreno de juego donde este miércoles Atlético y Lazio (21.00, Movistar) dirimen el primer puesto del grupo. El empate le vale al conjunto de Simeone para asegurar el liderato y evitar a los grandes favoritos en los octavos de final.

Pedro ejerce de cicerone de la expedición lazial. Es uno de los capos del vestuario junto al goleador Ciro Immobile. También es uno de los ojitos derechos del técnico Maurizio Sarri, aunque haya perdido protagonismo. El veterano preparador italiano, que se suma al corrillo montado alrededor de Pedro en la hierba del coliseo rojiblanco, siempre encuentra minutos para el extremo canario. A sus ojos, Pedro no ha perdido la etiqueta de ser un jugador de rendimiento garantizado. Sarri siente devoción por un futbolista al que ya dirigió en el Chelsea. “Pocas veces se equivoca”, suele defender a su pupilo.

Entre el Chelsea y el Lazio, Sarri (158 encuentros) superará este curso a Guardiola (167) como el entrenador que más partidos le ha dirigido. Pedro se siente muy cómodo en la ofensiva propuesta de Sarri, para el que es un soldado inagotable. Le suele utilizar en ambos costados e incluso le ha hecho jugar como falso nueve cuando Immobile no ha estado disponible. “Mi confianza en Pedro es muy fácil tenerla. Si lo conoces y lees su currículum es uno de los tres jugadores que más ha ganado en el mundo. Técnicamente es un fenómeno. Está claro que en este momento tiene 36 años y no nos puede garantizar jugar todos los partidos ni a menudo los 90 minutos, pero sigue siendo un jugador muy bueno”, le elogió este martes Sarri en la sala de prensa del Metropolitano.

El empeño de Sarri en contratarle en el verano de 2021 facilitó que por primera vez en casi 40 años se diera una transferencia directa entre la Roma y el Lazio. El último en protagonizar un trasvase considerado sacrílego a uno y otro lado de la ciudad fue el guardameta Astutillo Malgioglio, que en 1985 fichó por la entidad blanquiceleste para jugar en la Serie B. Carlo Perrone (1981), Arne Selmosson (1958) y Attilio Ferraris (1934) son los otros tres osados tránsfugas. Pedro solo jugó una temporada en la Roma y se marchó tras la llegada de José Mourinho. El mismo técnico que se empecinó en llevarle desde el Barcelona al Chelsea en 2015, cuando todo estaba cerrado para que jugara en el Manchester United, decidió no contar con él sin ninguna explicación de por medio. Que su paso por la Roma fuera efímero y el aval de Sarri fueron lo que evitó que la hinchada lazial fuese excesivamente recelosa con su contratación. Pedro es hoy uno de los jugadores más idolatrados por la hinchada lazial. “Es un jugador muy respetado en el vestuario por su humildad y su palmarés. Es campeón del mundo y de Europa con la selección, ganó tres Champions y cinco Ligas con el Barça, la Premier y la Liga Europa con el Chelsea”, deslizan desde el entorno del jugador.

“Siempre ha sido un jugador fresco”, dice Vicente del Bosque, que le llevó al Mundial de 2010 y le concedió la titularidad en la histórica semifinal contra Alemania (1-0). “Compaginaba con la gente que teníamos de toque. Incardinaba bien con los Xavi, Iniesta, Cesc, Silva o Cazorla. Nos daba mucha profundidad y velocidad. Le podías poner arriba o un poco más atrás. Le encargamos marcar a Lahm, que era un lateral muy ofensivo, e hizo un buen trabajo”, matiza Del Bosque. Al exseleccionador español no le sorprende que Pedro mantenga un estado físico que hace dudar de su edad. “Se conserva bien porque los bajitos tienen menos problemas que los jugadores grandes”, esgrime Del Bosque.

“Tiene una musculatura muy fibrosa, por eso quizá no haya perdido tanta velocidad y siempre ha cuidado mucho la alimentación”, aseguran en su entorno. “Es muy bonito verlo entrenar, porque lo hace con el espíritu de un chico de 18 años. Es un honor y un placer tenerlo con nosotros”, añadió Sarri, que le tiró los tejos a su rival de esta noche: “Si tuviera que elegir un equipo para entrenar, sería el Atlético”.

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