Salvo giro radical de los acontecimientos o extravío inesperado de uno de los dos señalados, este US Open sigue descontando fechas y rondas hacia la final imaginada, que no es otra que la que mediría el domingo a Carlos Alcaraz contra Novak Djokovic. Lógica aplastante: el uno contra el dos, o el dos contra el uno, según se mire, porque el lunes el serbio recuperará el trono independientemente de lo que suceda en el desenlace del torneo. Mientras tanto Nole sigue a lo suyo, que consiste en ganar y ganar –esta vez el estadounidense Taylor Fritz, por 6-1, 6-4 y 6-4–, y de paso coleccionar un récord tras otro.
Su último paso adelante le convierte en el jugador que más semifinales de Grand Slam ha registrado; con 47 ya, deshace el empate con el suizo Roger Federer y se distancia un poco más de Rafael Nadal (38). No encuentra de momento oposición en Nueva York, pese a que en la tercera estación se viese en un brete considerable. Sin restar un ápice de mérito a su compatriota Laslo Djere, muy meritorio, se metió el solito en el lío. A la que reaccionó, no hubo discusión. Tampoco la propuso Fritz, que cada vez que divisa al balcánico enfrente se encoge. Son ocho enfrentamientos y otras tantas derrotas para el norteamericano.
“Novak es Novak”, sintetiza a la vez que se reprocha su deficitario porcentaje con el servicio –escuálido 28% de retención con segundos, seis roturas concedidas en total– y que cede el testigo a su compatriota Ben Shelton, el siguiente escollo para el serbio. A sus 20 años y con un brazo de hierro –lo potenció jugando al fútbol americano–, es el autor del servicio más veloz del torneo (159 km/h) y el que más puntos directos ha logrado con el saque; 76, por los 59 que rubricó John Isner hasta su eliminación. Disputará sus primeras semifinales y supondrá la penúltima prueba para Djokovic, que avanza con el piloto automático.
En esta ocasión, más que Fritz, el elemento que más le perturbó fue la humedad que obligó a entrecerrar la central. “Tenía que usar la toalla en cada punto”, precisó. “Pero en los momentos decisivos he estado firme”, prosiguió el de Belgrado, quien aspira a igualar la plusmarca histórica de la australiana Margaret Court –el récord de los récords– que frustró Carlos Alcaraz en la final de Wimbledon. En un mano a mano espectacular, ambos progresan sin grandes complicaciones, a excepción de un par de baches resueltos de forma magistral por los dos.
Djokovic no competía en el US Open desde hacía dos años –el pasado quedó excluido por la normativa sanitaria, al no vacunarse contra el covid– y pese a su fría distante relación con la grada –fue silbado en 2019, cuando se retiró en los octavos por una lesión en el hombro–, se despedía feliz este martes, entonando el himno de los Beastie Boys: “You gotta fight, for your right, to paaaaarty!” (¡Tienes que luchar, por tu derecho, la fiesta!). La canción probablemente inspire también al joven Shelton, superior a Frances Tiafoe (6-2, 3-6, 7-6(7), 6-2) y que desde ahora luce como el norteamericano más joven que alcanza las semifinales del US Open en 30 años; entonces, 1993, brillaba con 22 años el cañonero Pete Sampras, que ya había ganado la edición del 90.
“A veces tienes que apagar el cerebro, cerrar los ojos y simplemente golpear”, abrevia. “He jugado en esta pista durante muchos años, muchos partidos épicos. Tengo ganas de afrontar el siguiente”, amenaza Djokovic, que el viernes disputará su partido 100 en Nueva York y que hasta hoy presenta un balance de 86 triunfos y 13 derrotas; es decir, un porcentaje de acierto del 86,8%. Solo Sampras, con un 88,7%, mejora el dato. Solo Jimmy Connors, con 14, ha desembarcado más veces en la penúltima ronda del major de Queens.
COCO GAUFF, SUMA Y SIGUE
A. C. | Nueva York
Siendo todavía una adolescente se presentó al mundo en Wimbledon, hace cuatro años, y ahora competirá por primera vez en las semifinales de Nueva York. A la alegría de la grada por el pase de Shelton le precedió la que se llevó el público en la sesión diurna, en la que Coco Gauff arrolló a la letona Jelena Ostapenko (6-0 y 6-2, en 67 minutos).
La estadounidense, de 19 años, es la gran esperanza femenina del país anfitrión y sigue en estado dulce. Ha ganado 16 de sus últimos 17 partidos y encadena 10 victorias (la mejor secuencia de su todavía corta carrera), y en el caso de que conquiste el trofeo el sábado figuraría entre las tres mejores del circuito.
Nunca había llegado tan lejos Gauff en Nueva York, frenada previamente en los cuartos que firmó la temporada pasada. Sí lo había hecho en Roland Garros, donde alcanzó en 2022 la final. Ahora, emula a la idolatrada Serena Williams, que en 2001 también figuró entre las cuatro mejores del torneo neoyorquino con la misma edad.
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